Sesión científica. – Día 9 de marzo se celebró en la sede académica de Can Campaner la sesión científica “Sabem com responen les plantes al canvi climàtic i per què ens hauria d’importar?”, organizada por la Reial Acadèmia de Medicina de les Illes Balears y el Col·legi Oficial de Biòlegs”.
La ponencia fue llevada a cargo por el Dr. Jaume Flexas Sans, doctor en Biología y catedrático de la UIB en el Área de Fisiología Vegetal.
El Dr. Flexas comentó durante su conferencia que resulta fácil saber cómo responde una planta ante variaciones de factores por separado: CO2, temperatura, cambio de precipitación… Pero cuando todos estos factores ocurren juntos, como está pasando con el cambio climático, todo es mucho más difícil. La temperatura media global se ha incrementado en 1,5 grados respecto a la era preindustrial, pero el aumento ha sido de 3 grados en el Ártico. Los años más cálidos respecto a las medias son cada vez más frecuentes. Con ello quiero decir que el incremento de temperaturas no es igual en todas partes ni todas las plantas son iguales. En este sentido, el cambio climático es muy complejo. Y, por ejemplo, todavía no hay un solo estudio sobre la respuesta de musgos y helechos.
Así mismo comentó que si no se frena el cambio climático, en general, las plantas subsistirán. Unas se verán más favorecidas y vivirán mejor, pero otras se extinguirán. Hace millones de años, la concentración de CO2 era 20 veces mayor que la actual, pero aquí interviene la segunda parte de la pregunta de la conferencia: por qué debería importarnos como seres humanos. Las plantas son unas reguladoras brutales del clima. Pueden producirse desplazamientos geográficos de las especies productivas, la deforestación tiene consecuencias negativas, con menos plantas hay más sequías y al revés, y con menos plantas incluso tendremos menos recursos para la salud. Algunas de estas cuestiones ya son una realidad. En el Reino Unido se ha multiplicado el cultivo de la viña, impensable hace unas décadas. Y en el Mediterráneo las sequías son más prolongadas. La paradoja negativa es que, con menos agua, necesitaremos más agua para regar. Los cereales tienen un mayor rango de temperatura para aguantar, pero la viña es mucho más sensible a unas mínimas variaciones. Una consecuencia puede ser el cambio de las variedades actuales por otras más resistentes a los nuevos escenarios.
En el Mediterráneo y en el trópico, con más temperatura y menos precipitaciones, las plantas están produciendo menos fotosíntesis que hace 30 años. Más o menos en el mismo período, los inventarios forestales indican clarísimamente una mayor tasa de mortalidad de árboles en Europa y Estados Unidos. En los últimos cien años se han perdido unas 600 especies de biodiversidad vegetal. Si no hay freno al cambio climático, esta pérdida se va a acelerar. Mientras tanto, la población humana sigue creciendo, sustituyendo zonas boscosas por agrarias o urbanas. Estamos robando territorio a la vegetación. Con menos biodiversidad vegetal, todo es menos productivo y absorbemos menos CO2.
La ponencia fue seguida con gran interés por el público asistente finalizando con el habitual debate posterior a las ponencias.
Puede visualizar la sesión científica en el canal de youtube de la corporación siguiendo el siguiente enlace: