El pasado 17 de marzo se llevó a cabo, en el salón de actos de la RAMIB, la presentación del libro “Aquelarres en el Valle de Moisés” de Jesús A. García Sevilla.
Abrió el acto el Presidente de la RAMIB, Excmo. Sr. Joan Besalduch Vidal otorgando la palabra al M. Il. Sr. Félix Grases Freixedas, académico numerario de la Reial Acadèmia de Medicina de les Illes Balears, para hacer una primera presentación del libro y del autor.
Seguidamente el Dr. Jesús A. García Sevilla hizo su intervención exponiendo un pequeño resumen del libro.
Valldemossa es un pueblo pintoresco de la isla de Mallorca, enclavado en la Serra de Tramuntana, que se alza majestuoso sobre el Mediterráneo. En este apacible ecindario la gente nace, vive, sueña y luego muere a desgana yendo camino de la eternidad. Cerca del núcleo urbano y del luliano Miramar se encuentra la ermita de la Trinidad, un lugar solitario donde celebrar aquelarres literarios y meditar ensosegado diálogo.
Esta nouvelle fue inspirada por personajes de pasadas ficciones, ahora reencarnados, y cuyos nombres fueron y siguen siendo: el palmesano Nicolau Morell (jurista jubilado de la Armada, protagonista principal y motor de los diálogos), Mabel Irigaray y Liliana Cotoner (co-protagonistas dialogantes: amantes de Nico y luego enganchadas con un amor lésbico), y otros personajes mudos y de menor importancia como Álex Colomer, José Santaella, Daniel Alarcón, Taichiro Morinaga y Akira Tanaka. Todos ellos se reúnen en la ermita, convocados por el coronel Morell, para discutir sobre lo que dijeron o dejaron de decir en sus libros y pedir explicaciones a un tal Simón Alcántara (alter ego del escritor) quien hará oídos sordos a las repetidas llamadas de los personajes. Como los vagamundos Vladimiro y Estragón de la obra de Samuel Beckett Esperando a Godot, los personajes de estos Aquelarres en el Valle de Moisés también esperarán en vano al inefable Simón para recibir algún mensaje, quizá tranquilizador, sobre su razón de ser. Los escritores, sin embargo, no tienen que dar explicaciones sobre sus escritos y mucho menos ser en todo tiempo y lugar políticamente correctos.
Una vez finalizada la presentación el autor contestó las consultas planteadas por el público asistente en el coloquio habitual.