El martes día 4 de julio de 2023 tuvo lugar, en la sede de Can Campaner, la sesión científica “Demografía y epidemiología en la objetivación del estado de salud. Metodología estadística y discurso médico del higienismo balear, siglos XIX-XX”.
La sesión fue llevada a cabo por la Dra. Joana Maria Pujadas Mora, profesora agregada de la Universitat Oberta de Catalunya e investigadora principal del Centre d’Estudis Demogràfics.
Abrió el acto el presidente de la RAMIB, Excm. Sr. Dr. Joan Besalduch Vidal dando la bienvenida a la ponente, a las autoridades presentes y al público que se personó en la sede de la corporación.
El encargado de presentar y exponer el currículum de la ponente fue el académico numerario M. Il. Sr. Joan March Noguera.
La Dra. Pujadas Abordo cómo los científicos mallorquines utilizaron la demografía y la epidemiología para determinar el estado general de la salud pública, obteniendo indicadores. A los científicos, y también a los gobernantes, les interesaba tener una población saludable y detectar las enfermedades evitables.
Así mismo remarco que, en el siglo XIX, Baleares tenía la mayor esperanza de vida en España. A mediados de ese siglo, la esperanza de vida en las Islas era de 42 años, cuando en la España interior era de 30-32. Eso hizo que, para nuestros científicos, la referencia no fuera España, sino los países europeos más avanzados, que ya llegaban a los 50 años. La mortalidad infantil era igualmente la más baja de toda España, lo que a su vez regulaba la esperanza de vida.
Las causas por las que la esperanza de vida en Baleares era mayor que en el resto de España eran diversas. Tenemos a finales de siglo XIX unos médicos ilustres, muy bien formados, que están perfectamente integrados en el circuito internacional del conocimiento científico. Teníamos una administración, pese a no contar con demasiados medios, preocupada y sensibilizada con las cuestiones sanitarias. Cada municipio contaba con un médico. Los conventos eran una auténtica red de servicios sanitarios. Las medidas de higiene fueron implantándose poco a poco, se consolidaron las campañas de vacunación de la viruela y el hecho de ser islas nos sirvió para una baja afectación de las epidemias. Siendo islas, era fácil cerrar puertos y aplicar cordones sanitarios, más efectivos que en el continente. Tras la epidemia de peste en el Llevant de Mallorca en 1820, que redujo a la mitad la población de Sant Llorenç, en España hubo cuatro grandes brotes de cólera a lo largo del siglo XIX. A Baleares sólo llegó uno y se concentró únicamente en Palma. Precisamente la epidemia de peste de 1820 fue un catalizador en las Islas de las medidas de higiene y salud pública. En lo que sí llegamos tarde fue en el derribo de las murallas de Palma.
En el mismo sentido también destacó que la alimentación era más rica, en el sentido de nutritiva, que en otros lugares de España. Baleares tuvo su proceso de industrialización, pero el proletariado de las Islas no perdió el contacto con la tierra. Quiero decir que muchos de los trabajadores industriales no dejaron de tener su pequeña parcela o huerto, del que obtenían alimentos sanos y frescos. Nada que ver con el proletario barcelonés o inglés, que únicamente contaba con su salario para obtener alimentos.
En el siglo XIX, los quintos de Baleares eran los más altos de España por su mejor alimentación. Evidentemente, este dato sólo se refiere a la población masculina.
También expuso qué con la marcha de los emigrantes, hubo menos presión demográfica y más recursos a repartir. Otra cuestión en la que incidían nuestros científicos era en lo benigno de nuestro clima y por ello había que acercarse a la esperanza de vida de los países europeos, con unas condiciones mucho peores.
La ponencia fue seguida con gran interés por el público asistente finalizando con el habitual coloquio entre el público asistente y los intervinientes.
Puede visualizar la sesión científica en el canal de youtube de la corporación: